¡Hola a todos! El día de hoy
me gustaría compartir con vosotros este pequeño cuento escrito por mí. Espero
que os guste.
-Yo no mantendría la
respiración si fuese tú.
-Lo siento.- Me dijo sosa.
-¿Eso es lo que me tienes que
decir después de hacer lo que hiciste?- Dije llenándome cada vez más de una
rabia que me costaba de contener.
-¿Qué quieres que te diga, que
fui una zorra? Pues sí lo fui. ¿Contenta?
¿Cómo os lo explico para que
entendáis como me sentía en aquel momento?
Todo empezó hace dos años.
Betty había venido a nuestro instituto, era una chica nueva, nadie quería
hablarle; y yo como buena persona, me acerqué a ella y me presenté.
-Hola me llamo Carla, ¿y tú?
-Betty- Me dijo seca. Pensé
que le había molestado mi pregunta pero al ver su cara vi una expresión de sorpresa.-
Encantada de conocerte.
Me senté a su lado y empezamos
a hablar y al poco vimos que tenemos muchos gustos en común, pero había algo
raro en ella. Unas horas después de que empezásemos a hablar, ella me dijo que me consideraba su mejor amiga. Me
pareció un poco raro pero pensé “soy la primera que se atrevió a hablarle, lo
habrá dicho sin pensar”. Y todo continuó normal. La había incluido en mi grupo
de amigas y parecía que todas la aceptaban.
Hasta que empezó el infierno.
-Carla, ¿quieres venir a mi
casa a ver una película?- Me preguntó.
-Lo siento, ya he quedado con
Ana. Pero podemos quedar otro día. O mejor aún, vente con nosotras, yo hablo
con ella.
-No.- dijo. –Ya veo que
prefieres quedar con ella antes que conmigo. ¿Sabes? Me da la sensación de que
Ana me está robando a mi mejor amiga.
Y se fue, me quedé en shock,
paralizada. Pero seguía diciéndome que seguro que es un error, que se habrá
equivocado de palabras o que no he comprendido sus palabras.
Pasó un año y durante ese
tiempo Betty me mostró un poco de su personalidad. Era una persona que se enfadaba
con facilidad por cualquier tontería, pero yo como una tonta seguía diciendo
que es una buena chica, que a pesar de que sus padres eran drogadictos, ella no
tenía que ser mala persona.
Cada día venía al instituto
llorando diciendo que su padre había hecho esto o aquello y su madre más de lo
mismo. Su hermana mayor trabajaba duro para mantener a la familia ya que los
padres no movían un dedo. Creo que me tragué todas esas mentiras porque sabía contarlas
muy bien, o es que yo era muy imbécil para ver la realidad. Nunca había ido a
su casa así que me creía lo que me decía, además, era una de mis amigas y no
tenía motivos para no creerle, nunca le he pillado ninguna mentira.
Un día empecé a salir con un
chico y a pesar de ello no me distancié de ninguna de mis amigas. Pero siempre
que llamaba a Betty para quedar me decía: “No, vete con Fran y pásatelo bien ya
quedaremos todas otro día.” Y yo tonta creía que era verdad. Un día me llamó
Laura.
-¿Cómo te atreves a hacer algo
así?- Me dijo.
Yo no entendía nada.
-¿De qué hablas Laura?- Le
pregunté.
-No te hagas la tonta le has
dicho a mi madre que he fumado ahora me tiene como un sargento en casa.
-Pero yo no dije nada de eso.
-Betty me dijo que fuiste tú
eres una gilipollas. No me hables más.
Me quedé a cuadros. Llamé a
Betty pero no me cogió el teléfono. Probé unas cuantas veces más pero sin
resultado; empecé a llamar también a las chicas del grupo pero me ignoraban.
Por último llamé a Ana.
-Carla no me llames más- Me
dijo Ana
-Pero, ¿Por qué?, ¿Qué pasa?
-Mira… No nos hables a
ninguna, nos has hecho mucho daño. Contar mentiras está mal, ¿no te lo han
enseñado nunca? Adiós.
Y me colgó. Estaba frustrada
así que llamé a Fran pero tenía el teléfono apagado. Seguro que estaba
durmiendo en casa ya que se había resfriado, así que llamé al fijo. Cogió su
hermana Lily.
-Hola Lily, soy Carla, ¿está
Fran?- Pensé que me diría algo que ya sabía.
-Se ha ido con una chica a
hacer no sé qué de un trabajo- Me dijo.
-Ah vale.- El estómago me
había dado un vuelco.- ¿Le puedes decir que he llamado?
-Claro. Hasta luego.
Un trabajo pensé, a final de
trimestre cuando sólo están los exámenes finales y se acerca Navidad. Algo no
me cuadraba.
Al día siguiente vi a Betty en
la puerta del instituto hablando por teléfono, parecía feliz. Me acerqué y ella
rápidamente cortó la llamada. Hice como si no hubiera visto nada.
-Hola- Le dije.
-Hola ¿Qué tal?
-Bueno bien.- Sonreí como pude
y nos metimos en el edificio.
En las clases no me podía concentrar,
con mi mente estaba pensando tres cosas, ¿qué les hice a las chicas?, ¿porqué
Fran me mintió? Y ¿por qué Betty está tan contenta? Acabaron las clases y me
fui a casa sin hablar con nadie. Ya en casa me tumbé en la cama y me puse a
pensar. “Es viernes, Fran no me ha llamado, ¿su hermana le habrá dicho que
intenté comunicarme con él ayer? Sigue sin cuadrarme lo de Betty, pero eso es
lo menos importante. ¿Qué cojones les hice a las chicas?” De mis pensamientos
me ha sacado un mensaje. Era Claudia una de las chicas del grupo.
“Hoy a las 00 en la estación
de bus. Ven vestida de negro”
¿Qué coño? ¿Por qué un mensaje
tan raro? Pero bueno tenía un motivo para salir esta noche aunque no sabía para
qué era, por lo menos saldría de casa.
Llegué unos minutos antes de
la hora prevista.
-Shhht- Oí un ruido.- Carla.
Aquí.
Claudia estaba detrás de un
arbusto haciéndome señas para que viniera.
-Ven escóndete- Me dijo
-Pero ¿qué pasa?
-Hay algo que tienes que
saber. Betty no es tan angelito como te crees. El otro día vino a mi casa a
hablar con mi madre, Le dijo que me prostituía.
Me quedé blanca. Betty
diciendo esas cosas. No me cabía en la cabeza.
-¿Y tu madre se lo creyó?- Le
pregunté
- No porque como sabrás yo no
tengo llaves de mi casa porque siempre las pierdo y es ella la que siempre abre
la puerta, creo que se daría cuenta si salgo de noche. Y no me digas que he
salido por la ventana que desde un tercero creo que antes me parto el cuello
que otra cosa. Ah y otra cosa, tuvo el morro de decirle a mi madre que si
alguien pregunta se lo habías dicho tú.
Me sorprendió el entusiasmo
con el que me hablaba Claudia.
-Además ahora verás algo que
no te va a gustar nada. Así que silencio.
Nos agachamos más en los
setos. Y pasados unos segundos vimos la silueta de un chico con una capucha
puesta. Claudia me señaló al chico pero yo no lo reconocí. Unos minutos más
tarde vino una chica en la que vi a Betty abrazó al chico y cuando le iba a dar
un beso le quitó la capucha. Entonces lo reconocí. Era Fran. Se estaban besando
a pocos metros de mí. Claudia les hizo una foto para tener una prueba
contundente por si me dicen algo.
Cuando se han ido salimos de
los arbustos. Estábamos en silencio, yo estaba tan frustrada que no podía ni
llorar.
-Entonces el hecho de que las
chicas no me hablen es culpa suya también ¿no?- Le pregunté a Claudia.
-Sí.
Estaba blanca como la pared
pero le agradecí a Claudia lo que hizo por mí esta noche. Cuando volví a casa
imprimí la foto que les habíamos hecho y me puse a dormir.
A la mañana siguiente me llamó
Fran disculpándose de no haber llamado pero que estaba enfermo.
-Te llamé el jueves a casa y
tu hermana me dijo que te fuiste con una chica a hacer un trabajo.- Dije
conteniendo la rabia.
Silencio. Se ve que no tenía
nada que decirme.
-Dime has quedado con Betty no
es así. ¿Qué clase de trabajos haces con ella? Mira no me contestes, ahora voy
a tu casa.
Cuando llegué me abrió la
puerta su madre. La saludé educadamente y pasé a la habitación de Fran.
Allí estaban los dos, Betty y
Fran sentados.
-Carla yo lo siento es todo mi
culpa…- Empezó a decir Fran
-Cállate Fran. ¿Estás feliz
Betty? Has puesto a todas mis amigas en contra de mi y ahora me quitas a mi
novio. ¿Eso es lo que pretendías desde el principio?
No contestó.
-Yo no mantendría la
respiración si fuese tú.
-Lo siento.- Me dijo sosa.
-¿Eso es lo que me tienes que
decir después de hacer lo que hiciste?- Dije llenándome cada vez más de una
rabia que me costaba de contener.
-¿Qué quieres que te diga, que
fui una zorra? Pues sí lo fui. ¿Contenta?
-No, quiero que arregles todo
lo que has estropeado. Y tú, -hablándole a Fran-, no te quiero ver más.
-Pero Carla…
-¿No dijiste que es todo tu
culpa? Pues asume las responsabilidades.
Llegué a casa llorando, por lo
menos no había nadie. Me tumbé en la cama, vi el mensaje de Claudia
preguntándome como estaba y cinco llamadas de Fran. Pasé de todo y me di cuenta
de una cosa. Los verdaderos amigos te apuñalan de frente.
Espero que os haya gustado el
pequeño relato. Está inspirado en hechos que me han pasado a mí y también en la
canción True Friends de Bring me the Horizon os dejo aquí un link con la canción,
está en inglés ya que todas las traducciones que vi al Español estaban mal, si
encuentro alguna correcta la subiré a la página de facebook. Un saludo.